¡Abajo con la conspiración contra los antiguos Panteras Negras!; publicado originalmente en Partisan no. 23, impreso en abril 2007.
por Gerald Sanders
En las invasiones sorpresivas de la mañana del 23 de enero en California, Nueva York y Florida la policía arrestó a los a los antiguos partidarios del Partido de las Panteras Negras en cargos de asesinato y conspiración con relación a la muerte, en 1971 del policía John Young. Los arrestados fueron, Richard Brown, Richard O'Neal, Francisco Torres, Ray Boudreaux, Henry Watson Jones y Harold Taylor. Dos más que ya están en prisión Herman Bell y Anthony Bottom, fueron también acusados. La policía está buscando aún a Ronald Bridgeforth que está adicionalmente acusado de asalto con agravantes. Después de décadas de acoso, investigaciones de gran jurado, procesamiento y asesinato, esta conspiración racista revela la implacable venganza contra el Partido de las Panteras Negras.
En la primera página del periódico, San Francisco Chronicle estaba llena de embustes en que los acusados son difamados como "clásicos terroristas domésticos," llevando adelante una campaña con el objetivo de asesinar a agentes de la policía. De hecho, en realidad fue una campaña en los sesentas y los setentas: la criminal COINTELPRO del gobierno en un esfuerzo para destruir toda una generación de negros y militantes izquierdistas, en la que por lo menos 38 panteras negras fueron asesinados. En septiembre de 1968, el jefe del FBI, J. Edgar Hoover llamó a los Panteras Negras, "la mayor amenaza para la seguridad interna del país."
Uno de los arrestados, Ray Boudreaux, comentando sobre el clima de hoy, definido como el de "guerra contra el terrorismo" dijo, "Cuando vi en la televisión el derrumbe de las torres gemelas, en el fondo de mi corazón supe que alguien vendría visitarme tan pronto como se pudieran organizar y lo hicieron". Una vez en el pasado, ellos también me llamaron terrorista. Para facilitar algo en el sistema, ponen la etiqueta de "terror" y eso lo resuelve todo (Los Angeles Times, 24 de enero de 2007).
Los fiscales ahora reclaman tener nuevas evidencias y un testigo secreto. Los abogados defensores creen que el testigo es Ruben Scott, cuya confesión en 1973 fue forzada por medio de tortura, así como la de otros dos. Como dijo Bill Goodman, director legal del Centro de Derechos Constitucionales (Center for Constitucional Rights), "El caso contra estos hombres fue construido con torturas y sirve para recordarnos que el gobierno de los EE.UU., que recientemente ha llevado adelante terribles formas de tortura y abuso en sitios como, Bagram, Abu Ghraib y Guantánamo, tiene una historia de tortura y abuso en este país, particularmente contra los afro-americanos".
Esta cacería en el ámbito nacional es parte de una campaña del estado para pintar a aquellos que se levantan por los derechos de los negros como "terroristas". Por más de treinta años ha tratado de atribuir este asesinato en estos hombres. Los cargos levantados en 1975 contra el recientemente fallecido, John Bowman y Harold Taylor fueron obtenidos mediante tortura por la policía de Nueva Orleáns, después de que ellos fueron rastreados por dos inspectores de la policía de San Francisco.
De acuerdo a las publicaciones de prensa, su tortura incluyó ser desnudados y ser golpeados con objetos contundentes, poner sondas eléctricas en los genitales e insertar un punzón eléctrico para ganado en el ano de cada uno de ellos. Los cargos fueron descartados porque la parte acusadora no informó al gran jurado que las confesiones habían sido obtenidas de manera coercitiva. Treinta años más tarde, los fiscales todavía seguían sin tener éxito para obtener acusaciones contra estos hombres, a pesar de convocar grandes jurados en California y en el ámbito federal en 2003-2004 y 2005.
Los arrestos del 23 de enero no son sino otra instancia donde el gobierno, habiendo fallado en intentos anteriores, acude a medidas represivas extraordinarias para asegura la persecución de aquellos que considera opositores. Nos corresponde el asegurar que el gobierno falle en esta conspiración -- una vez más. ¡Descarten los cargos! ¡Liberen a los Ocho de San Francisco ahora!